Este bello aroma a tierra mojada,
este sabor a piel húmeda,
ese recuerdo que se niega a morir
y ese olvido que se olvida de ser.
Esos besos tibios y acuosos
ese fragante olor a sexo
este invierno precipitado y sin
pretexto
caricias como aguaceros recios
Este huracán de dos cuerpos
este vendaval de gemidos y suspiros
un trémulo en sudor y rasguños
tormenta de amor y dolor de bienvenidos vaivenes
Hacen inevitable el recuerdo
de ser prójimo de la lluvia de hace un rato
del viento, de esa rafaga de tus manos
y amante de tus ojos y tu piel
de tu suspiros y de tu ser.
Sí, la calma ha llegado como una bestia salvaje
embotada después de devorar a su presa
sí, la calma en cama. Una intranquila calma.
nada como la calma en una noche sola y tranquila para hacer irrepetible la sensación que se goza y se anhela; y que por atávico que parezca siempre se anhela.
ResponderEliminarqué decir Ever, buenas letras acompañan a los desniveles que provoca el amor o su entrega.
hasta luego,
Gracias por sumarte al círculo literario de la ECC USAC, llenemos de mística y orgullo a las generaciones que nos presiden. Seamos entes activos no pasivos.
ResponderEliminarSeguí escribiendo, porque lo haces muy bien.
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así se hará!
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